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27 septiembre 2021

Muere “La Esmeralda”, todo un icono en la lucha por la libertad sexual

Ha muerto un icono, se ha ido una persona única. Nos ha dicho adiós alguien que formó parte de esta casa, de nuestra historia, alguien que marcó un antes y un después en un colectivo que siempre lo ha tenido difícil.

Allá por los años 70 la realidad para el colectivo LGTBI era muy distinto, pero, aun así, había quien arriesgaba todo por la libertad, como Alfonso Gamero, a quien todos conocían como “La Esmeralda”. Se hizo un hueco y consiguió el respeto de todos, ganado a base de lucha y esfuerzo, a pesar de vivir una época donde la homosexualidad era un tema tabú.

Transgresor, divertido, familiar, artista y, sobre todo, un superviviente. Así era “La Esmeralda”, un transformista que salía a la calle sin tapujos en una época en la que muy pocos se atrevían.

Hoy se ha ido una persona maravillosa que consiguió entrar en el mundo de la farándula, que tuvo la caseta de feria más famosa de Sevilla y que propagó su condición sexual sin problema con esa gracia que tenía… porque él no decía que fuera gay ni homosexual, sino que siempre propagaba… “soy maricón con acento en la ó, porque suena a bóveda”, decía. Porque si por algo destacaba “La Esmeralda” era por su sentido del humor, su manera de contar chistes y su forma de hacer reír a todo el que estaba a su lado.

En esta casa lo conocíamos bien, en Senador Música compartimos muy buenos momentos porque Alfonso Gamero fue uno de los primeros artistas que han pasado por Ediciones Senador. Fue allá por los años años 80 cuando grabamos su primer cassette, “Los mejores chistes de… mariquitas”.

40 años hace de aquellos primeros chistes y de ahí vinieron otros y otros. Durante más de una década se grabaron varios discos de chistes y uno de sevillanas “para bailar y reír”. Porque con “La Esmeralda” también grabamos sevillanas… como aquella que muchos se acordarán “sevillanas de las tapas”, que fue todo un boom en la Feria de Abril, porque Alfonso tenía arte hasta para cantar sevillanas. Ir a un espectáculo de “La Esmeralda” era sentarse a disfrutar de un auténtico show, donde podía ocurrir cualquier cosa.

Compartir momentos con Alfonso era descubrir nuevos motivos para reírse. Pero como sevillano de pro era capillita como el que más. Es conocida su devoción a la Macarena, aunque también lo era del Gran Poder. Cada viernes iba a la basílica de San Lorenzo a ver a su Gran Poder y hacía visita a esta casa, a Senador, donde contagiaba su arte y buen humor.

Hoy ya no recibiremos más visitas, pero siempre nos quedarán los recuerdos de un artista que marcó un antes y un después en una época donde su don para hacer reír hacía mucha falta. Descanse en paz.   

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